Consejo de un padre musulmán a su hijo en el día de su boda

La armonía del romanticismo, las buenas relaciones, la bondad y la tolerancia mutua es el método que el verdadero musulmán sigue, aplica, practica en su actuar y promueve, en cumplimiento de los mandatos de Al-lah. El Imam Ahmad Ibn Hanbal, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, aconsejó a su hijo el día en que se casó, enseñándole los derechos de su esposa sobre él, diciéndole: “¡Hijo mío! No obtendrás la felicidad en tu hogar sino con diez cualidades que debes conceder a tu esposa. ¡Obsérvalas y esfuérzate en practicarlas!”.

La primera y la segunda:

Las mujeres aman a quien las mima y aman que se las diga que se las quiere. Por ello, no seas avaro con tu mujer en ello; pues, si eres avaro, crearás un velo de sequedad entre tú y ella y menguará el amor mutuo.

La tercera:

Las mujeres detestan al hombre rudo y enérgico, y se aprovechan del hombre débil y muy condescendiente. Por ello, dispón cada una de estas cualidades en su lugar conveniente, pues ello atrae más el amor y la tranquilidad.

La cuarta:

Las mujeres aman de sus maridos aquello que sus maridos aman de ellas: las buenas palabras, un aspecto bello, ropas limpias y buenos perfumes. Sé, pues, así en todas las situaciones.

La quinta:

El hogar es dominio de la mujer y en él ocupa su trono siendo la señora de su casa. Ten cuidado, pues, en destruir este dominio en el que ella vive y ten cuidado de destronarla, pues si lo haces, le quitarías su dominio; y no hay rey que tenga peor enemigo que aquel que le ha arrebatado su dominio, aunque –aparentemente– le muestre lo contrario.

La sexta:

La mujer ama ganarse a su marido y no perder a su familia. Por tanto, no debes tratar de competir con su familia de manera que ella tenga que elegir entre tú y ellos. Si te elije a ti sobre su familia, tendrá que lidiar con el resentimiento en su vida diaria.

La séptima:

La mujer fue creada a partir de una costilla torcida, y en ello se encuentra el secreto de la belleza y el secreto de la atracción que ejerce. Esto no es ningún defecto, pues como dice el dicho: “La ceja es bella por su curvatura”. Por tanto, si ella se equivoca no debes recriminarla con rudeza, intentando enderezar lo encorvado, porque podrías romperla; y romperla significa divorciarte de ella. Si se equivoca, no dejes que persista en su error y aumente así su curvatura y ya no quiera ceder después, porque entonces no será dulce contigo ni te escuchará. Debes ser equilibrado y no irte ni a un extremo ni a otro.

La octava:

Las mujeres tienen la tendencia a olvidar todo lo bueno que han recibido. Si la has tratado toda la vida de la mejor manera y luego haces algo malo una vez, te dirá: “Nunca te vi hacer el bien”. Pero que esta actitud suya no te lleve a detestarla y a huir de ella; pues si dicha actitud no te agrada, seguramente te agradará de ella otras cosas.

La novena:

La mujer pasa por estados de debilidad física y cansancio emocional; y Al-lah –glorificado y ensalzado sea– ha hecho que quede exenta de realizar un conjunto de obligaciones en estos casos, como el hecho de exonerarla completamente de realizar la oración y de permitirle posponer su ayuno hasta que vuelva a recuperar la salud y su estado de ánimo se normalice. Sé, pues, considerado con ella cuando se encuentre en estos periodos; así como Al-lah –glorificado y ensalzado sea– la ha exonerado de sus obligaciones, no seas demasiado exigente con ella en tus solicitudes y tus demandas.

La décima:

Has de saber que la mujer está bajo tu cuidado. Por ello, ten misericordia con ella y no tengas en cuenta sus debilidades, pues será tu mejor don y tu mejor compañía.

Consejo de una madre musulmana para su hija en el día de su boda

Del mismo modo en que los hombres abordan el tema del romanticismo islámico, las mujeres musulmanas también lo abordan en procura de lograr la buena convivencia con sus maridos y tratarlos con buenas maneras. Cuando ‘Amru Ibn Hayar, rey de Kindah, pidió la mano de Umm Iyas, hija de ‘Auf Ibn ‘Ilm Ash-Shaibani, y llegó el día de su boda, su madre la aconsejó explicándole las bases de una vida matrimonial feliz y aquellas obligaciones que ella tenía para con su marido. Su madre le dijo: “¡Hija mía! Si un consejo no se diese por buenos modales, no te lo daría". Sin embargo, los consejos se dan para recordar al despistado y para que sirvan de ayuda al inteligente. Si la mujer no necesitase marido sus padres serían las personas más felices debido a la necesidad que tienen de ella. Pero las mujeres han sido creadas para los hombres y los hombres han sido creados para las mujeres. ...

Lee Mas +

Esto es el Islam

Esto es el Islam : Esto es el Islam: amor para todo cuanto Dios ha creado conforme a Sus órdenes. El ser humano, que mantiene vivo su cuerpo a base de comida y bebida, del mismo modo mantiene vivo su espíritu con la religión que eleva su vida al mundo de la virtud y lo aleja del mundo de los bajos instintos y los deseos, educa sus sentimientos y afina ...

Lee Mas +

Consejo de un padre musulmán a su hijo en el día de su boda

La armonía del romanticismo, las buenas relaciones, la bondad y la tolerancia mutua es el método que el verdadero musulmán sigue, aplica, practica en su actuar y promueve, en cumplimiento de los mandatos de Al-lah. El Imam Ahmad Ibn Hanbal, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, aconsejó a su hijo el día en que se casó, enseñándole los derechos de su esposa sobre él, diciéndole: “¡Hijo mío! No obtendrás la felicidad en tu hogar sino con diez cualidades que debes conceder a tu esposa. ¡Obsérvalas y esfuérzate en practicarlas!”.